La enfermedad de Chagas lleva el nombre de Carlos Chagas, médico e investigador que la descubrió en 1909.


Se estima que afecta a aproximadamente 6 millones de personas en todo el mundo. La mayoría de los casos se concentran en América Latina, donde la enfermedad es endémica en 21 países. Sin embargo, debido a la migración de personas infectadas, se han reportado casos en otras regiones, como Estados Unidos, Canadá, Europa y algunos países de Asia y África. Es importante destacar que el impacto real de la enfermedad puede ser subestimado debido a la falta de diagnóstico y notificación adecuados en algunas áreas.

La enfermedad de Chagas, también conocida como tripanosomiasis americana, es una enfermedad parasitaria causada por el microorganismo Trypanosoma Cruzi, transmitida principalmente por la vinchuca, un insecto vector común en América Latina. Aunque ha sido catalogada como una enfermedad desatendida, afecta a millones de personas y representa un desafío significativo para la salud pública en la región.

La transmisión de la enfermedad de Chagas puede ocurrir de varias formas:
• Vectorial (picadura): Se transmite al ser humano por insectos conocidos como vinchucas, chinches o Chirimachas.

• De madre a hijo (transmisión vertical): es la principal vía de infección en nuestro país y en Latinoamérica.

• Por la ingestión de alimentos contaminados.

• Por transfusiones de sangre

• A través del trasplante de órganos

El Dr. Alberto Davidovich, Director Médico de Emerger, explica:
“La enfermedad de Chagas se presenta en dos fases: aguda y crónica. En la fase aguda, los síntomas pueden incluir fiebre, fatiga, inflamación de ganglios linfáticos y, en casos raros, problemas cardíacos y digestivos. La fase crónica es asintomática en la mayoría de los casos, pero puede dar lugar a complicaciones graves a largo plazo, como enfermedades cardíacas y trastornos digestivos”.

La prevalencia de la enfermedad de Chagas es alta en áreas rurales y entre poblaciones de bajos recursos económicos. Las condiciones socioeconómicas precarias, la falta de acceso a atención médica adecuada y las deficiencias en los programas de control de vectores contribuyen a la persistencia de esta enfermedad.

A pesar de los desafíos, se han logrado avances en la prevención y control de la enfermedad de Chagas. Los programas de control vectorial, que incluyen la mejora de viviendas y el uso de insecticidas, han demostrado ser efectivos en la reducción de la transmisión. También se han implementado medidas para garantizar la seguridad en la transfusión de sangre y la donación de órganos.

Sin embargo, aún existen desafíos significativos. La falta de conciencia pública sobre la enfermedad, la falta de acceso a diagnóstico y tratamiento, y la necesidad de nuevas terapias son cuestiones que requieren atención urgente. Se necesita una mayor inversión en investigación científica y programas de control, así como una mayor colaboración entre los países afectados y la comunidad internacional.

El Chagas en una enfermedad 100% curable si se detecta a tiempo y si se suministran medicamentos (benznidazol o con nifurtimox) al inicio de la infección, en la etapa aguda, incluso en los casos de transmisión congénita. En la fase crónica el tratamiento puede frenar o retrasar su progreso. En caso de no realizar tratamiento, a largo plazo hasta un 30% de los enfermos pueden desarrollar complicaciones irreversibles para el sistema nervioso, el aparto digestivo y el corazón.

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